Oscar On martes, 29 de junio de 2010

En la vida de Santiago Ignacio una conversación entre el fundador de los jesuitas y el Laínez que es profundamente iluminador, y entre la conversa le dice:
Si dios-pregunta San Ignacio- os propusiera este dilema; ir ahora mismo al cielo, asegurando vuestra salvación, o seguir en la tierra trabajando por su gloria y comprometiendo así cada día la salvación de vuestra alma, ¿Qué extremo elegirías?
Sin duda el primero responde Laínez, yo el segundo replico Ignacio.
Estoy por el riesgo y contra la seguridad porque creo que más humano el atrevimiento que la renuncia sistemática del combate.
No se puede hacer nada en el mundo sin exponerse, con frecuencia, al fracaso. Y la única forma de no equivocarse es decir, de equivocarme siempre es renunciar a toda aventura por pura cobardía. Creo que la obsesión por la seguridad propia de uno es un obstáculo para realizar una vida. Y el que no es capaz de arriesgarse un poquito por aquello que ama, es porque no ama en lo absoluto.
Toda gran acción es indecisa, se ven pero hay que avanzar sobre ellas por terrenos desconocidos, por eso toda vocación toda empresa seria tiene algo de aventura, de apuesta. E implica audacia y confianza. La vida merece ser amada, y lo merece a pesar de que ahí veces donde nos hace caer y tropezar en múltiples ocasiones pero si uno tiene miedo a tropezar alguna vez, más vale no levantarse de la cama por la mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

amigos

amigos