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En este día voy a romper mi careta de duro y voy a romper esquemas, cuando una madre acaricia la cabeza de su hijo se ve normal, pero si es un padre el que lo hace…. ¡No sé! ¡Ya! rompo la careta de duro y la hago pedazos.
Aunque no te demuestre con infinita ternura que te quiero, pero es así, la mayoría de las veces paso fuera de casa, en el trabajo que muchas veces es duro, monótono e injusto.
Y a veces no me alcanza para ustedes mis hijos, por eso veras que llego del trabajo desanimado, cansado, irritable. ¡Discúlpame hijo, no quisiera ser así! Es tan difícil sonreír cuando la vida te golpea.
Tu no ves el peligro en nada… ¡Yo sí!
“¡Tal vez porque ¡el diablo sabe más por viejo que por diablo!”
Y tal vez veo más peligros de los que hay en realidad.
Dices muchas veces que no me entiendes, lo que pasa es que tus intereses y los míos no coinciden como a ti te gusta la música metálica y te gusta escucharla a alto volumen, y yo en cambio prefiero la música serena, que me de paz o de la sinfonía inigualable del silencio. PERO TE LO SOPORTO.
Como cuando suena el teléfono y se la pasan horas y horas hablando, me siento inconscientemente relegado a un segundo plano. Se invierte un dineral, y me queda menos tiempo para pasar contigo, con vosotros. Y luego las exigencias de ropa de marca y tengo que trabajar mas y mas para darles ese gusto.
Pero no es que te eche en cara todo lo que yo hago por ti, por tus hermanos, yo haría eso y mucho mas hasta mi último suspiro.