Oscar On lunes, 20 de septiembre de 2010

En este mundo no hay nadie sin defectos, ahí un proverbio latino que dice que el que desee un caballo sin defectos que marche a pie. Efectivamente si excluimos a Jesús de todos los hombres y las mujeres tenemos defectos eso se puede percibir con todos los que nos rodean también hay que aprender a aceptar a las personas como son pero tampoco quiero decir con esto que tenemos que aceptar sus defectos malos y que me digan “yo soy así”. Tenemos que ser sinceros con nosotros mismos mirarnos en un espejo y enfrentar nuestros defectos, esto no será nada fácil, nuestros amigos no nos lo dicen por no hacernos sentir mal, en cambio nuestros enemigos estarán felices de que eso defectos persistan. El hombre tiene que ser humilde y sensato. Entre los hombres suele suceder tres etapas: la primera es el enamoramiento que no deja ver los defectos del otro, la segunda en la que ya los defectos se ven y nos preguntamos si es que estamos bien con esa pareja o no y la tercera que es cuando se ven solo los defectos de uno en la que multiplicamos la mota en el ojo ajeno. Lógicamente por este camino se va mucho más derecho a la felicidad, porque todo hombre, al sentirse comprendido en sus fallos y valorado en sus virtudes, tiene muchas más capacidad para superarse.

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